Saturday, November 19, 2016

Mi gran noche

Me siento como Rafael cantando "Mi gran noche", pletórica y llena de energía. No he podido contener la emoción (más bien el ansia) de escribir lo que sentí ayer, antes, durante y después de la presentación. No sé si fue mi gran noche pero sí que sé que ha sido la mejor tarde que he pasado en mi vida, a pesar de los típicos nervios y el estrés de querer hacerlo todo perfecto.

Sé que no soy perfecta y sé que la presentación tampoco lo fue. Y esa imperfección es la que lo hizo tan especial. Ese saltarse el guión, el sonido que en un momento dado no quiso ir, esas lágrimas que ahogan las palabras interrumpiendo en el momento menos oportuno... Todo eso y, sobre todo, la compañía fue lo que lo hizo maravilloso.

No sé cómo se vivió desde las butacas pero desde el escenario fue impresionante. Ya, para empezar, llegué más tarde de lo que tenía previsto. Quería ir pronto para poder preparar el ordenador, acostumbrarme al lugar, respirar hondo y quitarme los nervios. En vez de eso, llegué cuando apenas faltaban 20 minutos para empezar. ¡Y ya había gente sentada en la sala esperando que empezara! Ese fue mi primer momento de pánico, ya había gente y no estaba ni el ordenador puesto.

Hablando hace unos días sobre la presentación ya me habían avisado de que no me preocupara por la cantidad de gente que fuera. Que los actos culturales como las presentaciones de libro, por desgracia, son pocos populares. Y que si conseguía que se ocuparan la mitad de las butacas del salón sería todo un éxito. Además, entiendo que un viernes por la tarde mucha gente aprovecha para "escaparse" e irse de fin de semana o para descansar de una agotadora semana. Con esta conversación en la cabeza volví a entrar en el salón a las 19.30 y, para mi sorpresa, veía a gente sentada en las butacas hasta lo que me alcanzaba la vista. No era un aforo completo pero poco le faltaba. Y apareció el segundo ataque de pánico. Me empezaron a temblar las piernas. Eso sí, familiares y amigos asomaban por varias filas y eso me animó.

En pocos minutos ocupamos nuestros puestos: mi hermana a mi derecha, a continuación yo y a mi izquierda Paula Roda, Concejal de Cultura y José Rafael Ponce, gestor de cultura, por supuesto, ambos del M.I. Ayuntamiento de Utiel. Comienza José Rafael con la presentación, nos conocemos muchísimos años, siendo nuestra amistad muy sincera y cercana. Me había avisado de que leería sólo una hoja, algo breve porque "tú eres la protagonista" (me dijo esa misma mañana sonriendo). Sabía que hablaría de mi y de nuestra amistad. Aún así, cuando apenas llevaba un párrafo un nudo se hizo en mi garganta, necesité mucha fuerza de voluntad para no acabar en un baño de lágrimas. Lo reconozco, me emocioné y acabábamos de empezar, todavía faltaba tiempo para que tuviera que hablar. Y sí, fue breve, al menos a mi se me hizo corto. Todo lo que dijo me llegó al corazón y, más, cuando recordó a personas que ya no están. Por suerte o por desgracia, los dos compartimos situaciones parecidas. Por desgracia, porque nadie quiere que un ser querido marche y, por suerte, porque nos tuvimos el uno al otro para ayudarnos a sobrellevar esas situaciones.

Seguía con el nudo en la garganta cuando llegó el turno de Paula. Me gustó que reflejara datos reales de una enfermedad que, lamentablemente, cada día afecta a más personas. Con ella también me emocioné cuando reconoció todo mi trabajo y mi fuerza. Aunque no me lo han dicho sé que a mis abuelos les encantó que dijeran que su nieta era una trabajadora y una persona que se ofrece siempre para echar una mano. También fue breve, como José Rafael, ella también quiso que fuera yo quien destacara.

Y llegó el turno de palabra de mi hermana Esther. Y en ese momento fue cuando la emoción nos envolvió y embargó a todos. Apenas podía hablar, lloró, le dio la risa... era un carrusel de emociones y un manojo de nervios. En ese momento recordé lo que había costado que quisiera subirse al escenario para hablar. "¿Pero yo qué pinto en la mesa? ¿De qué voy a hablar?"; Eso me decía hace unos meses cuando empecé con toda esta "locura". Lo tenía muy claro y así se lo dije:"Vale que yo he escrito el libro pero tú le has dado color y forma. Tuya es la portada y tuyas las ilustraciones. Básicamente, la mitad del libro es tuyo. Además, quién mejor para hablar de mi que tú. Sobre todo, porque tú eres el punto de vista "exterior" de la depresión, de quien convive con alguien que la padece" Se lo pensó bastante, tanto que, como he dicho antes, no fue hasta el día de antes que se animó a hacerlo. Fue muy valiente y no huyó cuando vio a toda la gente en la sala. Me siento muy orgullosa de la hermana que tengo. Sí, se puso nerviosa ¿y qué? Fue la presentación más sincera y emotiva que he presenciado y, de nuevo, volvió el nudo a mi garganta. Eso sí, casi se le pasa hablar de la portada y las ilustraciones. Luego en la cena, más tranquila, recordó cosas que le hubiera gustado contar en la presentación, entre otras, que el gracioso muñequito se llama "Trazo".

Después llegó mi turno, miré al frente, a los lados y los nervios desaparecieron. Toda esa gente estaba allí para apoyarme, no para juzgarme o reírse de mi. Respiré hondo, sonreí y empecé. No recuerdo muy bien lo que dije, sé que tenía una presentación preparada que obvié por no repetirme y creo que a la gente le gustó o, al menos, disimularon muy bien. Aplaudieron y puse el vídeo con el que empezó el proyecto del libro. No se oía (cachis) pero en un par de minutos estuvo solucionado y durante dos minutos la sala al completo miró la pantalla que tenía a mi lado. Volvieron los aplausos. Y mi sonrisa se hizo mucho más amplia.

Pregunté si alguien tenía alguna pregunta o si había algún comentario y nadie alzó la mano. Por primera vez en todo el acto respiré con normalidad. Desapareció toda la tensión, lo "peor" ya había pasado.

Momento de firmar ejemplares. Después de un poco de duda con dónde me ponía para firmar, finalmente, volví al escenario para estar cómoda mientras lo hacía. Y, ¡había cola para recoger los ejemplares! Por un instante volvieron los nervios pero se me pasaron enseguida con los primeros comentarios de apoyo. Hubo besos y abrazos y muchísimas sonrisas. Empecé a pensar que lo había hecho bien. Estuve hasta casi las 21 horas firmando y me sentí genial. Sólo sobraron dos de los ejemplares que me llevé que, por cierto, ya tienen dueño. Que nadie se preocupe que en mi casa aún me quedan los cien que pedí de más (por si acaso). Antes de salir me di cuenta de que se me había olvidado lo más importante, como ya lo había hablado con los responsables se me pasó en la presentación (¡malditos nervios!). Lo que se me olvidó era hacer entrega de tres ejemplares a la Biblioteca Municipal de Utiel para que quien quiera pueda leerlo y tenerlo siempre allí para ser parte de la cultura utielana. Aunque no lo hice tan oficial y públicamente como quería, los entregué y este lunes volveré para firmarlos ya que, con las horas que eran, todos queríamos cerrar y descansar.

Y aquí acaba la crónica menos oficial y más subjetiva que se haya escrito de la presentación de un libro. Y, posiblemente, de las más largas. Sé que hubo vídeo y fotografías pero no he podido esperar para contaros como me sentí. Como en mi libro y, como dije durante la presentación, necesito contar las cosas en el momento que las siento para que no pierdan la magia. Espero que esa magia os llegue y os guste tanto como me gusta a mi.

Gracias a todos, de nuevo. A los que estuvisteis allí conmigo en persona, riendo y llorando en algunos momentos del acto y, también, a los que no me pudisteis acompañar pero me teníais en el recuerdo. Vuestra energía me llegó (y también los mensajes de whatsapp y facebook). Cuando tenga el vídeo lo colgaré para quien lo quiera ver, ya sea por recordarlo o porque no estuvo. ¡Sois muy grandes!

5 comments:

Eva Leroca said...

Ay xiqueta! Como lo has hecho con el libro -como lo haces todo-, la crónica la has escrito desde el corazón, y eso se nota porque consigues transportarnos a ese momento a quienes no pudimos asistr ;) Ya lo sabes, a mí me hubiera encantado estar ayer ahí contigo, pero afortunadamente las redes sociales eliminan la distancia...
Eso sí, ese vídeo ¡quiero verlo!
Besos y Enhorabuena!

Melibeate said...

Eres única y maravillosa

EPCC said...

Lo sé Eva Leroca, sé que te hubiera encantado y también sé que te habrías emocionado. Por suerte, las redes sociales y, que en menos que nos demos cuenta estarás por estas tierras, lo hacen todo más fácil.
En cuanto esté el vídeo os lo diré. Conociendo al cámara sé que no me lo pasará hasta que esté perfecto, así que puede que tarde un poco.

EPCC said...

Meliebeate, sabes que tú también lo eres y que por eso nos llevamos tan bien ;) Gracias

Paola said...

Hooola,te leo me has ayudado muchísimo,he creado un blog contando mi experiencia on esta enfermedad maldita que poco a poco me esta haciendo crecer...espeo que me leais
http://Viviendo31.blogspot.com
un besazo-1